Es el hotel más económico que hemos visitado en Japón, seguro que hay de mas económicos pero creo que no me gustaría conocerlos.
La primera impresión por internet fue buena, parecía bastante internacional, la ubicación también tenia buena pinta, en fin, que por el precio valía la pena arriesgarse, y así fue.
Al llegar a la parada de la estación, se notó que el barrio no era de los precisamente ricos. Fue un momento extraño, ya que estábamos acostumbrados a un Japón de gama alta... pero aún así despertó nuestra curiosidad.
Osaka es más sucio que nuestro querido Tokyo, pero es uno de los sitios que nos gustaron por su tan renombrada ambientación estilo Blade Runner.
Al llegar al hotel, el recepcionista, un japonés de mediana edad 45-55, nos atendió con un correcto inglés, cosa que nos sorprendió gratamente. Nos explicó el sistema de baño, que es lo peor a destacar del hotel, ya que solo puedes utilizarlos en horas concretas, con turnos de ahora hombres, ahora mujeres, hasta medianoche.
Curiosamente, el sufrimiento que pasé al ducharme rodeado de japoneses a su mas puro estilo, sentado en el taburete y luego entrando en la gran bañera de agua caliente, es a día de hoy uno de mis mas graciosos y ridículos recuerdos que me obligan a invitar a todo el mundo a pasar por ello.
El hotel tiene un olor especial, mas bien, raro, similar al tabaco, pero supongo que es el olor que genera el bambú ese con lo que están hechos los suelos de las habitaciones.
Nosotros dormimos con el típico futón, habitación con televisor, donde pude conectar mi gran adquisición del Den-Den Town, una Neo-Geo AES de las buenas.
Resumiendo, el hotel es muy sencillo, lo que seria un 2 estrellas en muchas playas turistonas, es decir, barato y no pidas lujo.
Hace 4 años, el precio por persona en una habitación triple, creo que fueron 1500 yenes, hoy han subido caché y cobran 2000 yenes por cabeza/noche. Un precio ridículo.
Si alguien lo visita, dadle recuerdos desde España al simpático señor de la entrada.
1 comentario:
UF! visto desde la lejanía es toda una anéctdota, pero el barrio dejaba mucho que desear (no por la inseguridad). De todas maneras, no repetiría pero no me arrepiento nada.
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